Las preocupaciones de Rusia: Terrorismo, hooligans y protesta

MOSCÚ.

Terrorismo, hooligans y manifestaciones. Esas son las principales preocupaciones para las fuerzas de seguridad rusas en esta Copa Confederaciones.

Una semana que comenzó con al menos mil 750 personas detenidas en protestas en todo el país culminará con los primeros partidos del torneo que sirve como un ensayo para la Copa del Mundo. Y Rusia está obligada a demostrar que puede albergar un campeonato seguro.

Los estadios tendrán seguridad de máximo nivel, similar a los aeropuertos, aunque ya ha habido algunos problemas. Un partido de la liga rusa el mes pasado que fue utilizado como prueba para la seguridad de la Confederaciones se vio afectado porque los aficionados contrabandearon pirotecnia al interior del estadio.

El presidente ruso Vladimir Putin impuso una serie de medidas de seguridad, que también han sido criticadas por algunos sectores que consideran que son una excusa para acallar a los críticos de su mano dura.

Las medidas son similares a las que se establecieron para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, un evento que se realizó en una sola ciudad y lejos de lugares con alta concentración poblacional. La Confederaciones, en cambio, se realizará del 17 de junio al 2 de julio en cuatro ciudades, entre ellas las dos principales Moscú y San Petersburgo, mientras que el Mundial del próximo año tendrá 11 ciudades.

Sochi fue más fácil”, dijo Andrei Soldatov, un experto en los servicios de seguridad rusos. “Ahora estamos hablando de muchas ciudades. Es una situación inusual y peligrosa”.

Los funcionarios rusos aseguran que el torneo será seguro.

“No hay amenazas directas contra los participantes o los visitantes”, afirmó la semana pasada el oficial a cargo de la seguridad del torneo, Alexei Lavrishchev. En cuanto a las medidas de seguridad, “los ciudadanos que cumplan con las leyes no tienen nada de qué preocuparse”.

TERRORISMO

Durante muchos años, las fuerzas de seguridad rusas se enfocaron en los grupos islamistas en el Cáucaso del Norte, donde las fuerzas rusas libraron dos guerras en los 90 y a principios de 2000.

Un bombazo en el metro de San Petersburgo el 3 de abril dejó 14 muertos y frenó una racha de tres años sin ataques importantes fuera de la región del Cáucaso del Norte. El supuesto responsable era de la región de Asia central y no aparentaba tener vínculos con grupos del Cáucaso, lo que podría apuntar a “el nacimiento de nuevos protagonistas”, dijo Soldatov. “No estoy totalmente seguro de que las fuerzas de seguridad rusas estén listas para lidiar con este tipo de amenazas”, indicó.